viernes, 6 de mayo de 2016

¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?

¿Sabías que hasta hace unas décadas apenas se había oído hablar de mujeres en la Historia del Arte? Y cuando se hacía, se mencionaban siempre de pasada, restando importancia a sus obras. Según escribían los historiadores del arte, las obras de las mujeres artistas no conseguían la perfección ni la "genialidad" de las obras de los hombres. En 1971, no obstante, la historiadora del arte Linda Nochlin publicó un artículo en la revista Art News en el que, por primera vez de forma tan explícita, reivindicó la existencia de mujeres artistas y la calidad de sus obras. Os dejamos a continuación un fragmento del artículo de Nochlin para que reflexionemos al respecto:

 [...] La cuestión de la igualdad de la mujer, en el arte o en cualquier otro ámbito, recae no sobre la relativa benevolencia o animadversión de hombres concretos, ni sobre la confianza personal o el servilismo de cada mujer, sino sobre la naturaleza misma de nuestras estructuras institucionales y sobre la visión de la realidad que imponen a los seres humanos que las integran. Tal y como señaló John Stuar Mill hace más de un siglo: "Todo aquello que es habitual parece normal. Siendo el sometimiento de las mujeres a los hombres una costumbre universal, cualquier desviación de ella parece, de manera perfectamente natural, algo antinatural".
La mayoría de los hombres, aunque defienden de boquilla la igualdad, son reticentes a renunciar a este orden "natural" de las cosas que tantas ventajas les proporciona; para las mujeres, la cuestión se complica aún más por el hecho de que, como Mill apuntó con perspicacia, a diferencia de otros grupos o castas oprimidos, los hombres esperan de ellas no sólo sumisión, sino también afecto incondicional. [...]
La pregunta "¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?" no es más que la punta de un iceberg de malinterpretaciones e ideas falsas. Bajo la superficie, se esconde una enorme y oscura mole de tambaleantes tópicos sobre la naturaleza del arte y los aspectos situacionales asociados, sobre la naturaleza de las capacidades humanas en general y de la excelencia humana en particular y sobre la función que el orden social desempeña en todo esto. Mientras que el "problema de la mujer" como tal puede ser un "seudoproblema", las ideas erróneas que subyacen en la pregunta "¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?" dejan ver importantes áreas de confusión intelectual que van más allá de las cuestiones políticas e ideológicas específicas relacionadas con el sometimiento de la mujer. En la base de esta pregunta se encuentran muchas premisas simplistas, distorsionadas y carentes de sentido crítico sobre la creación de arte en general y sobre la de las grandes obras de arte en particular. Estas suposiciones, conscientes o no, vinculan a superestrellas tan dispares como Miguel Ángel y Van Gogh, Rafael y Jackson Pollock, y las catalogan como "Grandes". Y se entiende que el Gran Artista es, por supuesto, alguien dotado de "Genio". El Genio, por su parte, se concibe como un poder misterioso y atemporal que de alguna forma impregna la persona del Gran Artista. [...] Tras la cuestión de la mujer como artista, encontramos el mito del Gran Artista, objeto de cientos de monografías, único y dotado desde la cuna, a la manera divina, de una misteriosa esencia -como las peitas doradas que dan sabor a algunas sopas de sobre- llamada Genio o Talento y que, al igual que los asesinatos, siempre acaba viendo la luz, por muy complicadas o poco prometedoras que sean las circunstancias.
[...]
Sin duda es cierto, por ejemplo, que el joven Picasso aprobó en un solo día todos los exámenes de acceso a la Academia de Are de Barcelona, primero, y a la de  Madrid, después, a la edad de quince años, una hazaña de tal dificultad que la mayoría de los candidatos necesitaban un mes de preparación. Pero no estaría de más conocer las historias de otros candidatos igualmente precoces seleccionados por las academias de arte y en cuyo destino no hubo otra cosa que mediocridad o fracaso -perfil que, huelga decirlo, no interesa a los historiadores de arte-, o estudiar con mayor detalle el papel desempeñado por el padre de Picasso, profesor de arte, en la precocidad pictórica de su hijo. ¿Qué habría pasado si Picasso hubiera sido una niña? ¿Habría prestado el señor Ruiz tatna atención o habría estimulado la misma ambición por alcanzar el éxito en una pequeña "Paulita"?
[...]
¿Será que el genio -esa pequeña pepita dorada- está ausente del carácter aristocrático, tanto como de la psique femenina? ¿O no será más bien que los tipos de obligaciones y expectativas impuestos tanto a los aristócratas como a las mujeres imposibilitan la dedicación profesional plena a la producción artística, algo impensable para los hombres de clase alta y para las mujeres, sin que tal cosa tenga relación alguna con el genio y el talento? [...] La situación global de la producción artística, tanto en lo que respecta al desarrollo del creador como en lo relativo a la naturaleza y la calidad de la propia obra de arte, se encuadra en una situación social, es un elemento clave de esta estructura social y está condicionada y determinada por instituciones sociales y concretas y definibles, ya sean academias de arte, sistemas de mecenazgo o mitologías sobre el creador divino o el artista como "supermacho" o marginado social.

Una vez leído el texto, intenta responder a las siguientes preguntas para aclarar las ideas que de él se pueden extraer:

- ¿Qué es un genio? Señala las características que Nochlin atribuye al genio. Menciona algún "genio" reconocido y razona por qué crees que se le puede considerar como tal.
- ¿Por qué las mujeres no entran dentro del concepto de "genio"?
- ¿De qué depende, entonces, la calidad de un artista? ¿Y su consagración?

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